Los millennials han vinculado completamente su vida con lo digital, de ese modo han adquirido conductas indebidas, poniendo en riesgo la seguridad y privacidad de la información que manejan las compañías. Estas a su vez, se exponen a perder hasta 12.7 millones de dólares mensuales, debido al mal uso de la información.
Esta cifra causa preocupación entre las empresas dado que constantemente sus empleados se exponen a redes wifi gratuitas, claves de fácil acceso y datos 100% confidenciales sin contar con las normas de seguridad debidas, convirtiéndose de este modo en un blanco fácil para los delincuentes cibernéticos.
Emmanuel Monroy, Director de Desarrollo de Negocios en ETEK International, afirma: “Existen diversos escenarios donde las organizaciones deben fortalecer sus estrategias de seguridad corporativa, teniendo en cuenta los siguientes puntos: 1. La transformación y adaptación de las nuevas tecnologías que aumentan de forma constante, 2. Tener las políticas de seguridad claras y socializadas, al igual que su interacción con los procesos de negocio, 3. Implementar mecanismos seguros para la conectividad y movilidad de la información en las herramientas de trabajo, teniendo presente el nivel de exposición de la información a terceros”.
Redes sociales como LinkedIn, Facebook, Twitter e Instagram, se han acoplado a las rutinas empresariales como herramientas de uso frecuente para darse a conocer, al igual que plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp o Telegram concentran muchas comunicaciones en la mayoría de los casos con información sensible. Es en escenarios como estos donde se debe prestar especial atención porque los ciberdelincuentes están siempre alerta para sacar provecho de esa información en la web.
Se dice que los millennials son la generación que ha venido a transformar el mundo, gracias a que poseen grandes atributos de emprendimiento, innovación y sostenibilidad; sin embargo, es necesario capacitarlos en educación digital, para que sean conscientes de los riesgos a los que diariamente se enfrentan.
“Es necesario que las empresas presten mayor atención a este panorama, teniendo en cuenta que la información es el activo más preciado que posee una organización. La cultura organizacional debe adoptar conductas y políticas que disminuyan los niveles de fuga de información confidencial, minimizando el nivel de exposición de la compañía a ser objetivo de manos criminales”. Asegura Monroy.
Por eso todas las entidades corporativas deben adoptar estrategias para garantizar la confidencialidad, disponibilidad e integridad de la información, generando así un nivel de concientización y educación en los usuarios que permita el uso seguro de la información.
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